FIESTA RELIGIOSA "SANTA ANA"


 
CON FE Y DEVOCION SANTA ANA FESTEJO SUS 165 AÑOS


Patrona de “Santa Ana”
La comunidad de Santa Ana festejó los 165 años de su fundación por los comunarios que tienen fe y devoción con un programa especial que se inició el sábado con la entrada folklórica de 7 grupos que animaron y le dieron sabor a fiesta como querían los organizadores.

Hace 165 años que varias familias se asentaron en esta zona  para dar nacimiento a la comunidad de Santa Ana, donde sobresalen nítidamente las familias: Pinto, Camacho, Bautista, Delgadillo, Robles, Pereira, Dávila, Villarroel, y otros que, acertadamente crearon esta comunidad, desde entonces a la fecha se mantienen las costumbres y tradiciones hasta nuestros días.


Entre las características más importantes que tiene este lugar es que cuenta con el árbol más añejo del valle alto que tiene el nombre de Chilijchi o Seíbo que tiene un diámetro de 9 metros, cuentan los lugareños que la imagen de la Virgen de Santa Ana patrona de la zona fue traída por el padre Jorge Tribeño allá por los años  1.958, entre las principales actividades del lugar se encuentra la agricultura, la lechería, la fabricación del cigarrillo del lugar, más conocido como Cuyuna, la bandera del lugar tiene los colores anaranjado y blanco como homenaje a uno de los equipos de fútbol que hizo historia en este Valle el plantel de Independiente que llevaba esos colores, algo más de un millar de personas viven en la zona y entre sus actuales  autoridades sobresalen la Asociación de Agua Potable y la de Pozos de Riego, presidida por Freddy Pinto y la producción de maíz y sus derivados a cuya cabeza se encuentra Don Goldy Bautista, además de los productos que genera Santa Ana que tiene la dirección de la Sra. Maximiliana Camacho.
 
Santa Ana en su festividad religiosa

DEMOSTRACION Y ENTRADA FOLKLORICA

El sábado 23, como parte del programa preparado para la festividad religiosa en honor de “Nuestra Mamita de Santa Ana”, al promediar el mediodía ingresaron por las principales calles de la comunidad en la entrada folklórica siete conjuntos con mucha fe, colorido, y con la belleza de lindas damas y la gallardía de los varones, encabezados por la Diablada Matarifes de Quillacollo, luego la Morenada de Cochabamba, Tobas Quillacollo, Morenada Santa Cruz, Saya Afro Santa Ana, Caporales Centralistas de Cochabamba, y finalmente el grupo Chacarera Tierra Santa de Punata. Participación de los danzarines lugareños, del interior del país (Santa Cruz) y los residentes fuera de nuestras fronteras (Argentina, España y Estados Unidos).

Posteriormente se realizó la demostración de los conjuntos en la calle principal de la zona denominada 26 de julio en la puerta del templo con lo que concluyó este número del programa general organizado por las instituciones de la comunidad.


HOMENAJES EN VILLA RIVERO

Militares recuerdan a Villarroel debajo del faro en el que murió


GUALBERTO VILLARROEL
Debajo del faro en el que colgaron al expresidente Gualberto Villarroel y que originalmente se hallaba en la plaza Murillo de la ciudad de La Paz, las entidades militares y la Alcaldía de Villa Rivero le rindieron ayer homenaje en su tierra natal.
Gualberto Villarroel nació en Villa Rivero (Punata) el 15 de diciembre de 1908. Fue un héroe de la Guerra del Chaco (1932-35) contra Paraguay y en diciembre de 1943 se convirtió de facto en presidente de Bolivia.
El 21 de julio de 1946 fue derrocado por una turba, que lo asesinó en el Palacio de Gobierno y colgó posteriormente su cadáver en la Plaza Murillo, junto con tres de sus colaboradores: su secretario privado Luis Uría de la Oliva, su edecán Waldo Ballivián y el director del periódico Cumbre, Roberto Hinojosa.
Ese faro, en el que yació su cuerpo por última vez, fue el testigo del evento realizado el pasado 21 de Julio en la plaza principal de Villa Rivero, hasta donde llegaron tropas  de la Unidad Militar Víctor Ustáriz, la Escuela Militar de Sargentos Maximiliano Paredes, el CITE y la Fuerza Naval, entre otros.

Punateños exaltan su ROSQUETE

Una comerciante ofrece variedad de rosquetes en el mercado de Punata, ayer.  - Rodolfo  Goitia Los Tiempos
Una comerciante ofrece variedad de rosquetes en el mercado de Punata.


La Asamblea Legislativa Departamental (ALD), mediante una Ley, declaró el rosquete como “propio y característico de Punata”, por ser una tradición alimenticia de este municipio.
Por otra parte, Morales resaltó las tradiciones y cultura del municipio de PUNATA.  Dijo que “hablar de Punata es hablar de rosquete” y que las mujeres punateñas son reconocidas por su trabajo y carácter.
Pidió al Gobernador trabajar con urgencia en un proyecto para construir un hospital de segundo nivel para la atención de la gente, no sólo del lugar sino de otros municipios.

  FUENTE:  Los Tiempos. Rodolfo Goitia

“Tengo el privilegio de endulzarle la vida a la gente"










CATALINA ROCHA DE RODRíGUEZ.
 
Catalina Rocha, como toda típica punateña, ha realizado diversos emprendimientos para sacar adelante a su familia. Inició con la agricultura, continuó con la confección de polleras y la elaboración de bizcochos, pero finalmente se quedó con “el oficio más dulce”, según nos cuenta.

“Tengo el privilegio de endulzar la vida a la gente”, expresa Catalina, apoyándose en una de las frases cotidianas del vulgo cochabambino para superar las adversidades o tragos amargos en la vida.

Desde hace 35 años trabaja todos los días de su vida con el azúcar. “No hay un día que paremos, las festividades no nos permiten”, cuenta.

Para Catalina el ciclo de la producción con azúcar inicia en diciembre con la preparación de confites para carnavales -ya que distribuye el producto a todo el país-; continúa con los chambergos para Corpus Cristi; siguen las canastillas de azúcar para las mesas de los difuntos en Todos Santos, y cuando ha terminado, la demanda le exige a iniciar con el preparado de semillas para los confites nuevamente.

Aún cuando hubo escasez de azúcar, no dejó que esta dulce empresa se viniera abajo. Ella tuvo que darse modos para no fallar a sus “caseros” y tampoco desamparar a los 18 trabajadores que de ella dependen.

“He tenido que buscar por todos lados, he recorrido todas las provincias y de un quintal en un quintal, o por arrobas he conseguido”, relata Catalina. Ella necesita entre 30 y 35 quintales cada día, y cuenta que por la falta de azúcar tuvo que reducir su producción a 15 y 10 quintales día.

Esto repercutió en la desocupación temporal de 7 de sus trabajadores.

El trabajo con los confites se extiende hasta después de las fiestas de tentación. Cuenta que el cautivante dulce de los confites es también un perfecto aliado para los juguetones que no pierden la oportunidad en Santos Inocentes. “Uno de mis caseros siempre me pide que se lo haga confites con locoto, y la pobre gente inocente, �dulce� diciendo cae nomás en su broma".

Las costumbres y tradiciones culturales hacen que su producción sea diversa. En el momento de la ch’alla de carnaval la gente requiere del misturín o confite diminuto de color.

En comunidades del Valle Bajo las comparsas visitan los huertos de las familias cantando, bailando y cosechando la fruta que deseen (“paqoma” en quechua), con el consentimiento de los dueños. Como despedida el dueño de casa llena la boca de los visitantes con confites en agradecimiento a su vistia.

Ella, al igual que sus hijos, se aferrra a este emprendiendo, porque está segura que nunca se perderán las costumbres en el valle y con ello permanecerá la demanda de todos sus productos.

En relación a los confites, la producción alcanza a 10 variedades que está determinada por la semilla base que tiene el dulce azucarado. Es así que tiene confites de almendra, orejón, maní, coco rallado, galletas (a pedido), nueces, anís, arveja, culandro y misturín.

Hasta su tienda, en la calle Lanza 1047, llegan comerciantes de todo el país. “Donde más sale es a La Paz y Oruro, y un poco menos a Santa Cruz, pero los que son más dulceros son los khochalos”, explica aclarando que incluso los que llevan a Santa Cruz, son cochabambinos.

Con la sonrisa y trato cordial que la caracteriza, Catalina nos despide con un sabio consejo: “La vida es demasiado corta para amargarse”, dice. 
 
FUENTE: OPINION.com.bo 

Jesús Lara recibe homenaje en Punata, su tierra natal





El escritor cochabambino Jesús Lara, autor de más de 40 obras de corte indigenista como Surumi y Yanakuna, recibió ayer un homenaje en Punata, donde su hijo Raúl y un grupo de escritores, entre ellos Néstor Taboada Terán, rememoraron parte de su vida y obra. A pocos kilómetros, en la plaza de Villa Rivero, lugar de su nacimiento, el municipio colocó un monumento en su honor.
“Con Wayra creó uno de los mejores personajes de la literatura boliviana”, dijo sobre el personaje femenino principal de su obra Yanakuna el filólogo Luis Antezana, quien escribió un libro con base en entrevistas hechas al escritor.
Para Antezana, el valor de Wayra radica en que a través del personaje “se puede hacer todo un mapa de la sociedad de ese tiempo (mediados del siglo XX), lo que fortalece la producción de Lara”.
También señaló que otro valor que se debe reconocer es el aporte hecho por Lara con el diccionario quechua y sus estudios sobre la literatura en ese idioma.
Respecto a la impresión de algunos autores de que la obra de Lara fue relegada o no recibió el mérito suficiente, Antezana señaló que la literatura indigenista, aunque fue parte de un movimiento continental, dejó de practicarse entre las décadas del 50 al 70 junto con la narrativa minera.
Algunas de las obras de Lara, como Yanakuna, fueron traducidas al checo, ruso, húngaro y alemán, entre otros idiomas. Sin restarle mérito, Antezana comentó que se debió al entusiasmo de sus correligionarios del Partido Comunista, quienes comulgaban con él en la defensa del indio como representación de los relegados o desposeídos.
Sus novelas de tendencia social, de costumbres y temas indígenas fueron dedicadas a este pueblo. Lara reflejó la temática indigenista recogiendo experiencias anteriores y posteriores a la Reforma Agraria. Entre la novelas que más se destacan están: “Repete”, “Yanakuna”, “Surumi”, “Poesía Popular Quechua”, “Tragedia del Fin de Atawallpa”, “Leyendas Quechuas”, “La Literatura de los Quechuas”, “Ollanta”, “Inkallajta-Inkaraqay”, “Sujnapura”, “Diccionario Quechua-Castellano y Castellano-Quechua”, “Yawarninchej”, “Mitos, Leyendas y Cuentos de los Quechuas”.

FUENTE: LOS TIEMPOS 
Por: Sandra Arias
Foto: Los Tiempos

Cómo se alimentan los cochabambinos.


Gastrónomos. Pese a la crisis, el cochabambino tiene un horario de comidas que más parece un menú de restaurante.

7:00. Desayuno. k’allu matutino con quesillo fresco, quilquiña, mote mas cardan caldito y... un tutumazo de rica chicha de La Perla del Valle.

A las 10:00. ‘k’oñichi’: Restos del chicharrón del día anterior, con mote recién hervido y un super tutumazo.

12:00 Almuerzo. Chanca de pollo con cebolla y habas verdes. Sajta de pollo criollo, k’allu, (chaupinchar con chicha), picante de liza y como bajativo... un tutumazo de chicha punateña..

A las 15:00. “Sajrahora”: sillpancho y falso conejo, para la sed... una machu jarra.

A las 17:00. Platito de la Tarde: ensalada de palta con ají de patas, de ñapa sandwiches de chola y para matar el chancho... otra vez un ‘k’aj’ de chicha punateña.

20:00 Cena. Pacumuto, media docena de alambres de anticucho, 12 metros de tripita gorda y 3 tranca pechos... y para ayudar a la digestión, un ‘q’oltis del néctar del valle’.

Finalmente. Luego de ir a tomar unas cuantas latas de cerveza, se va a dormir molesto pensando en que los bloqueos que se vienen no le dejarán asistir a las 101 ferias de la comida que se realizan en el valle.





FUENTE: EL DEBER Eulalio Grimaldes

Legado histórico de Punata

Hacienda de Sivingani
 

En medio del campo, rodeada por la inmensidad de la naturaleza se yergue una de las edificaciones más antiguas de la provincia de Punata. Se trata de la hacienda de Sivingani, la misma que ahora luego de 151 años de edificación, aún conserva su esplendor arquitectónico, sobresalta los sentidos y estimula la imaginación para comenzar a hilvanar historias cotidianas entre sus muros de adobe de 1.20 metros de espesor.

Esta muestra arquitectónica es una de las escalas o paradas que conforman el circuito histórico que está siendo promocionado por la red de turismo de Punata para atraer mayor flujo de turistas.

La provincia de Punata, también conocida como la “Perla del Valle”, se encuentra ubicada en la zona del Valle Alto del departamento de Cochabamba, al sudoeste de la ciudad, a 50 kilómetros del Cercado, lo que representa casi una hora de viaje en movilidad.

Este pequeño, pero completo centro urbano comenzó a realizar algunos ajustes y cambios en su forma de ver las cosas y en especial la incursión del turismo con la finalidad de integrar u crear un nuevo modelo económico para el beneficio de la comunidad.

“Éste es un impulso y una apuesta única en beneficio de la ciudadanía, la cual se pretende ampliar y sobre todo dar continuidad; para ello se ha asignado un presupuesto especial y se ha estudiado cada uno de los circuitos del pueblo”, explica Leticia Camacho Vallejos, alcaldesa de dicha provincia.

Para iniciar dicha actividad se han establecido cuatro tipos de circuitos dentro de la localidad, cada uno de ellos está viendo o enfocando no sólo los temas arquitectónicos, sino también aquellos espacios naturales que son aptos para realizar turismo de aventura o turismo urbano.

Los circuitos están programados para que el turista visite entre cinco a siete lugares que se relacionan por temática.

Algunos están establecidos para que el visitante pueda conocer lo más sobresaliente en un solo día, mientras que otros durarán entre dos o tres días, debido a que se tratan de zonas o lugares un poco más alejados del centro de la provincia, “y por ello se requiere de largos periodos de caminatas”, afirma Rosemary Coyo Soto, responsable del área de turismo de Punata.

Pero, también se ha programado otro tipo de turismo, precisamente aquel denominado turismo cultural, que es tan enriquecedor.

Se visitará centros gastronómicos que lograron hacerse de fama y reconocimiento departamental; por un lado se tratan de las fábricas de rosquetes cuyo sabor conquistó espacios importantes, tanto dentro como fuera de las fronteras y, por otro, los restaurantes de la provincia que ofrecen sus versiones particulares de la “puta ch’anga” o el conocido ají cusqueño.

La hacienda romántica

“Sivingani” con sólo escuchar este nombre no se sabe qué es con exactitud y tampoco qué se podría encontrar dentro de ella.

¿Qué era?, ¿qué rol social cumplía en su tiempo? o ¿alguna vez cobijó al Ejército patriota? Todas esas ideas que la mente iba tejiendo quedaban en el abstracto, cuando ya desde lejos se empezaba a divisar el tejado colonial.

Esta hacienda se encuentra ubicada en el distrito 4 del municipio de Punata, a sólo 15 minutos de recorrido del camino vecinal que va en dirección a la zona sud. Lamentablemente, existe un vacío documental que imposibilita la reconstrucción de todo el proceso por el cual atravesó esta estructura, desde el primer momento de su edificación. Lo que se sabe es que la hacienda comenzó su construcción allá por el año de 1740, cuando el país aún no había librado las batallas por su libertad.

El primer propietario fue el Dr. Germán Lavayén, quien era uno de los terratenientes más influyentes y ricos de aquella época; posteriormente, la propiedad fue pasando de mano en mano. Entre algunos de los primeros propietarios se encuentran Miguel Zegarra y Juan Delgadillo, quien luego heredó la propiedad a su hijo Natalio Delgadillo, él mismo que volvió a dejarla a sus descendientes, es decir, la familia Delgadillo Camacho, quienes serían la quinta generación de propietarios.

Belleza que cautiva

A unos 15 metros del ingreso ya se puede observar la majestuosidad de la edificación, con un largo aproximado de 20 metros y un alto de dos pisos, pero que en el último nivel ostenta una torrecilla o palomar que la hacen ver aun más alta; aunque también es indispensable recordar que el tipo de arquitectura de la época se caracterizaba por las dimensiones grandes, es decir, que el techo era bastante elevado en comparación a la edificación actual.

Una de las características más representativas es la hibridación arquitectónica entre el periodo colonial y republi- cano; y es que según relatos se sabe que “cada familia que llegó a vivir en esta hacienda quiso darle o agregarle una particularidad del estilo o la época en la que estaban viviendo”, afirma Rosmery Coyo.

Al ingresar al patio central de este ambiente se puede observar la simpleza del estilo arquitectónico y ya notoriamente se distinguen los dos tipos de periodo de construcción, es decir, que se nota cuando comenzaron a aumentar los pasillos y cuartos; y de la misma manera se puede afirmar con certeza absoluta que la parte central de esta edificación pertenece a la época colonial, gracias a sus muros de abobe con más de 1.20 metros de ancho. Además de los ventanales superiores en forma cilíndrica y las características particulares del techo.

“La hacienda tenía una extensión original de más de 20 hectáreas, las cuales en gran medida eran destinadas al cultivo de maíz y alfa alfa”, afirma David Maradiegue, guía turístico de la Universidad Mayor de San Simón. Estaba compuesta por un patio central, un segundo patio y una capilla lateral. El portón de ingreso está rodeado de pequeños arcos de media punta, que establecen una conexión interior con la casa grande; pero con el paso del tiempo esta superficie se fue disminuyendo hasta llegar a casi una hectárea.

Desde las alturas

Al ingresar al primer piso de la edificación principal se puede observar seis tinajas o “wirquis” de chicha, que según el guía de turismo David Maradiegue sólo son empleadas para fiestas u ocasiones importantes, como la celebración de la Virgen de Santa Ana cuya festividad se celebra del 29 al 31 de julio. “Esta chicha es considerada una de las más ricas de la región y sólo es elaborada por la familia Delgadillo Camacho”.

Para subir hacia el segundo nivel existe una escalera de madera, de construcción muy rústica y elemental, en la que se combinaron el metal forjado con tablones de madera de la zona. En verdad que sólo el ascenso hacia el segundo piso es un retorno en el tiempo, ya que por un lado los ventanales circulares, con una profundidad de 80 centímetros, son la única conexión al exterior, desde donde se llega a observar el segundo patio, en el que aún hoy en día las vacas aguardan su turno para ser ordeñadas.

Ya en una de las habitaciones del segundo piso se observan algunos objetos de uso cotidiano, como colgadores, maletas, vacinicas que datan de la época republicana; y por otra parte, también se puede apreciar un viejo papel tapiz de pared con un diseño de flores de liz verticales, las que silenciosamente son una muestra de la época de gloria del inmueble; el mismo que ahora está humedecido, carente de color y que en algunos trechos desaparece o apenas se adhiere a la pared. Desde el balcón republicano se puede apreciar las tejas del primer piso, las cuales son de tipo muslera, es decir, que fueron hechas con una técnica colonial en la que fabricaban las piezas individualmente sobre la pierna del obrero, y por eso nunca tenían el mismo grosor o largo.

Capilla de Santa Ana

La capilla colindante a la hacienda es el refugio de la Virgen de Santa Ana. Hilarión Delgadillo, uno de los actuales propietarios afirma que la construcción guarda pinturas y cuadros coloniales, además de fotografías antiguas, algunas de ellas son de procedencia francesa. Dicen que la imagen de la patrona fue entronizada por la familia Zegarra y desde entonces todos los feligreses de la zona llegan hasta ella para rendirle pleitesía en el día de su fiesta patronal.

FUENTE:     OPINION   TEXTOS. Jimena Núñez Larraín /// FOTOs. Benjamín James 

La ‘putachanka’, éxito culinario de Punata


Punata, Cochabamba.

En una evocación a la expresión que arrancan las comidas muy picantes, los punateños bautizaron con el nombre putachanka de conejo, plato fuerte que no pueden dejar de comer propios y extraños cuando visitan el municipio de Punata, en el valle alto de Cochabamba.

En un extremo del pueblo, ubicado a 45 kilómetros de la capital cochabambina, vive Cosme Villarroel Montaño, punateño de corazón y propietario de uno de los restaurantes más visitados del lugar, llamado El Pantanal. A sus 64 años sigue trabajando sin parar y asegura que el plato más requerido de su local es la putachanka.

La curiosidad por el origen del nombre del plato obliga a Cambio a preguntar cómo nace ese singular denominativo, a lo que responde el entrevistado: “La putachanka siempre la cocinaban mis suegros, mis viejitos y mi esposa, y como les pica mucho al que come, siempre terminan diciendo: ‘¡Ay puta, qué picante!’, ¿dónde está el casco?’”.

Esta anecdótica explicación es precedida por argumentos que llenan de orgullo a don Cosme, quien afirma que a pesar de que ahora “la putachanka la preparan en todas partes”, quienes conocen de la sazón verdadera retornan a su local.

Este platillo es preparado con carne de conejo cuis, ahogado amarillo picante, papas, colas de cebollas, habas y arvejas hervidas, arroz blanco, fideo con huevo revuelto.

Don Cosme ofrece además su rica chicha preparada no sólo mediante la fermentación del maíz, sino también de la uva, combinación –que en su criterio– hace de la bebida la más rica del lugar.

Tal es así que, según el propietario de El Pantanal, llega a Punata desde Cochabamba y de manera exclusiva el alcalde Edwin Castellanos, así como el famoso charanguista Alfredo Coca, entre otros.

Pero este punateño no siempre se dedicó al negocio de la gastronomía. Con sólo ocho años de edad apoyó a su madre a mantener la casa vendiendo cajas de fósforos, en su adolescencia fue ayudante de zapatero y posteriormente cuidador de ganado vacuno y porcino en las ferias del pueblo.

En su juventud, don Cosme viajó a Argentina, donde trabajó como ayudante de albañilería y carpintería. Con esfuerzo logró costearse estudios como técnico electromecánico, para trabajar luego en Santa Cruz, en el montaje de turbinas.

Este combativo punateño posteriormente ingresó a trabajar a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), en la ampliación de plantas hidrocarburíferas, así como en la planta de cemento de Samuel Doria Medina en Tarija. Cuando se le pregunta qué es lo mejor de Punata, sin dudar afirma que los rosquetes.

FUENTE: PERIODICO "CAMBIO"